Cuando se trata de Trevor Bauer, vale la pena correr el riesgo
Atención: El artículo contiene lenguaje ofensivo
Ver a Trevor Bauer girar sobre sí mismo y lanzar un strike perfecto al bosque central en el Kauffman Stadium de Kansas City el domingo por la noche, me recordó al Trevor Bauer de hace unos años, cuando aún no había llegado siquiera a las Mayores.
En 2011, Bauer, por aquel entonces todavía un enigma, en ciernes y enrevesado, disfrutaba de un espectacular año de junior en UCLA, que fue recompensado con varios premios de jugador del año al final del mismo. Había estado aislado en el equipo de béisbol de su instituto en Hart (California), y resultaba que Bauer también era un alma solitaria en el vestuario de su universidad, en conflicto con la mayor parte de los Bruins, particularmente con el también lanzador estrella Gerrit Cole.
Bauer nunca se tragó el mito del béisbol, ni tampoco se tragaba a sus creyentes.
"Los 'dioses del béisbol,' el mal de ojo, todo lo de llevar los mismos calzoncillos mientras estás en racha, deshacerte de tu gorra, lo que quiera que sea todo eso, nunca me ha funcionado," dijo en aquel momento a Los Angeles Daily News. "Es que no entiendo cómo llevar la misma gorra cuando estás en el dugout va a afectar lo que pasa en el campo. No creo en ello. Me considero más un científico, buscando siempre mejorar mi juego, para llegar a ser tan perfecto como pueda."
Ese año, estuvo muy cerca de serlo. Ganó el Golden Spikes Award como el mejor jugador en el béisbol universitario después de una temporada con un 13-2 de récord, un 1.25 de ERA y 203 ponches, récord de la conferencia. Finalizó el año con nueve partidos completos seguidos.
Lo que nos devuelve al domingo por la noche, cuando estuvo a años luz de ser perfecto y de completar el partido.
Mientras el manager de los Cleveland Indians Terry Francona se acercaba a la lomita en la parte baja del quinto episodio, después de que su abridor desperdiciara lo que había sido una ventaja de 5-3 sobre los Royals, la frustración de Bauer consigo mismo - y con la mala suerte que conspiró contra él en la entrada - colmó el vaso. En vez de entregar la pelota a su veterano manager, se dio la vuelta y la envió hacia los barrios del este de Kansas City. Francona, acostumbrado a los pitchers enigmáticos, le abordó en la lomita, le miró a los ojos, y le preguntó lo que muchos le han preguntado a Trevor Bauer: "¿Qué cojones te pasa?"
No hay respuesta fácil. O, quizás, no hay respuesta directamente. Pero es interesante preguntar, porque el dolor de cabeza que pueda dar Bauer vale la pena, para cualquier equipo.
Bauer cuenta con un arsenal de lanzamientos de calidad, aunque a veces se come demasiado la cabeza. Para todos sus prodigiosos talentos, Bauer ha anotado tan sólo un récord de 68-55 en su carrera con un ERA de 3.92. Pareció que todo estaba por fin en su sitio en 2018. Apuntó un 12-6 con un 2.21 de ERA y un FIP de 2.44 y entró en el debate por el Cy Young antes de que un alineado la diera en el tobillo, lo que resultó en una fractura que acortó su temporada. Entró a esta temporada como un favorito para el Cy Young Award pero ha sido terriblemente irregular, permitiendo una o menos carreras en 10 de sus 24 aperturas y cinco o más en seis aperturas.
Podría ser el mejor lanzador en el béisbol en los dos últimos meses de la temporada, o podría explotar y esfumarse. Cualquiera de las dos opciones es posible.
Hablamos sólo de lo que ocurre en el terreno de juego.
Fuera de él, ya sabes lo que vas a obtener. un dolor de cabeza. Un dilema en el vestuario al que le gusta más jugar con un dron o echar gasolina a una discusión en Twitter que unirse a una partida de póker.
Por supuesto, esto no es nuevo.
"No era el que salía para ir al cine con gente. Prefería estar en el parque entrenando," decía Bauer en 2011. "Por cosas como esa, cuando iba al colegio, no conocía a mucha gente, y la gente que conocía no sabía como reaccionar ante mí porque no pasábamos tiempo juntos. Esa es una de las razones por las que no me gustaba el instituto. No encajaba. No tenía un nicho... Cuando salía al campo, la gente seguía burlándose de mí por la manera en que hacía las cosas."
Y no sólo compañeros. Bauer recordó como un entrenador ridiculizaba su no muy tradicional uniforme.
"Los entrenadores se burlaban de mí por la manera en que hacía las cosas," dijo. "Había un entrenador que cuando estaba en primero le decía a todos los jugadores, 'Ese palo que lleva le sirve para compensar otras cosas.'"
Francona no es el único que se ha visto en la situación de no comprender a Bauer. Es más, a partir de ahora, puede que David Bell sea el siguiente en heredar esas situaciones de confusión.
Aquellos números de la universidad y de 2018 no son un espejismo. Para los Reds, o para el posible equipo que descifre el potencial de Bauer en un futuro, valdrá la pena.
Sígueme en Twitter - @FerranOnSports // Paypal - marcferrangirona@gmail.com
Ver a Trevor Bauer girar sobre sí mismo y lanzar un strike perfecto al bosque central en el Kauffman Stadium de Kansas City el domingo por la noche, me recordó al Trevor Bauer de hace unos años, cuando aún no había llegado siquiera a las Mayores.
En 2011, Bauer, por aquel entonces todavía un enigma, en ciernes y enrevesado, disfrutaba de un espectacular año de junior en UCLA, que fue recompensado con varios premios de jugador del año al final del mismo. Había estado aislado en el equipo de béisbol de su instituto en Hart (California), y resultaba que Bauer también era un alma solitaria en el vestuario de su universidad, en conflicto con la mayor parte de los Bruins, particularmente con el también lanzador estrella Gerrit Cole.
Bauer nunca se tragó el mito del béisbol, ni tampoco se tragaba a sus creyentes.
"Los 'dioses del béisbol,' el mal de ojo, todo lo de llevar los mismos calzoncillos mientras estás en racha, deshacerte de tu gorra, lo que quiera que sea todo eso, nunca me ha funcionado," dijo en aquel momento a Los Angeles Daily News. "Es que no entiendo cómo llevar la misma gorra cuando estás en el dugout va a afectar lo que pasa en el campo. No creo en ello. Me considero más un científico, buscando siempre mejorar mi juego, para llegar a ser tan perfecto como pueda."
Ese año, estuvo muy cerca de serlo. Ganó el Golden Spikes Award como el mejor jugador en el béisbol universitario después de una temporada con un 13-2 de récord, un 1.25 de ERA y 203 ponches, récord de la conferencia. Finalizó el año con nueve partidos completos seguidos.
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Rob Tringali / Getty Images Sport / Getty |
Lo que nos devuelve al domingo por la noche, cuando estuvo a años luz de ser perfecto y de completar el partido.
Mientras el manager de los Cleveland Indians Terry Francona se acercaba a la lomita en la parte baja del quinto episodio, después de que su abridor desperdiciara lo que había sido una ventaja de 5-3 sobre los Royals, la frustración de Bauer consigo mismo - y con la mala suerte que conspiró contra él en la entrada - colmó el vaso. En vez de entregar la pelota a su veterano manager, se dio la vuelta y la envió hacia los barrios del este de Kansas City. Francona, acostumbrado a los pitchers enigmáticos, le abordó en la lomita, le miró a los ojos, y le preguntó lo que muchos le han preguntado a Trevor Bauer: "¿Qué cojones te pasa?"
Here's Terry Francona asking Trevor Bauer, "What the fuck is wrong with you?" (h/t u/efitz11) pic.twitter.com/XelIkIgMVV— Brendan (@brendan_camp) July 28, 2019
No hay respuesta fácil. O, quizás, no hay respuesta directamente. Pero es interesante preguntar, porque el dolor de cabeza que pueda dar Bauer vale la pena, para cualquier equipo.
Bauer cuenta con un arsenal de lanzamientos de calidad, aunque a veces se come demasiado la cabeza. Para todos sus prodigiosos talentos, Bauer ha anotado tan sólo un récord de 68-55 en su carrera con un ERA de 3.92. Pareció que todo estaba por fin en su sitio en 2018. Apuntó un 12-6 con un 2.21 de ERA y un FIP de 2.44 y entró en el debate por el Cy Young antes de que un alineado la diera en el tobillo, lo que resultó en una fractura que acortó su temporada. Entró a esta temporada como un favorito para el Cy Young Award pero ha sido terriblemente irregular, permitiendo una o menos carreras en 10 de sus 24 aperturas y cinco o más en seis aperturas.
Podría ser el mejor lanzador en el béisbol en los dos últimos meses de la temporada, o podría explotar y esfumarse. Cualquiera de las dos opciones es posible.
Hablamos sólo de lo que ocurre en el terreno de juego.
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Jason Miller / Getty Images Sport / Getty |
Fuera de él, ya sabes lo que vas a obtener. un dolor de cabeza. Un dilema en el vestuario al que le gusta más jugar con un dron o echar gasolina a una discusión en Twitter que unirse a una partida de póker.
Por supuesto, esto no es nuevo.
"No era el que salía para ir al cine con gente. Prefería estar en el parque entrenando," decía Bauer en 2011. "Por cosas como esa, cuando iba al colegio, no conocía a mucha gente, y la gente que conocía no sabía como reaccionar ante mí porque no pasábamos tiempo juntos. Esa es una de las razones por las que no me gustaba el instituto. No encajaba. No tenía un nicho... Cuando salía al campo, la gente seguía burlándose de mí por la manera en que hacía las cosas."
Y no sólo compañeros. Bauer recordó como un entrenador ridiculizaba su no muy tradicional uniforme.
"Los entrenadores se burlaban de mí por la manera en que hacía las cosas," dijo. "Había un entrenador que cuando estaba en primero le decía a todos los jugadores, 'Ese palo que lleva le sirve para compensar otras cosas.'"
Francona no es el único que se ha visto en la situación de no comprender a Bauer. Es más, a partir de ahora, puede que David Bell sea el siguiente en heredar esas situaciones de confusión.
Aquellos números de la universidad y de 2018 no son un espejismo. Para los Reds, o para el posible equipo que descifre el potencial de Bauer en un futuro, valdrá la pena.
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