Cómo el Dodger Stadium dividió, unió y transformó LA para siempre

En términos estrictos de béisbol, pocos pitchers han lanzado una blanqueada dominante de menor consecuencia que la gema de dos hits que llevó a cabo Stan Williams para los Los Angeles Dodgers el 1 de junio de 1958.

Seis semanas después de que comenzara su primera temporada tras trasladarse desde Brooklyn, los Dodgers habían caído nueve partidos por debajo del .500 y parecían destinados a acabar cerca del fondo de la National League - haciendo compañía a los también débiles Chicago Cubs, su oponente aquella tarde de domingo en el Wrigley Field.

Los Dodgers enviaron a Williams, un jugador que subía desde la Triple-A y que jamás había abierto un partido de la MLB, al montículo para finalizar la serie que menos de 4,000 espectadores se dieron cita para presenciar. Inesperadamente, el novato brilló en una victoria por 1 a 0, sin permitir que ningún Cachorro avanzara más allá de la primera base.

Stan Williams. Bettmann / Getty Images

Y no sabía lo que acababa de hacer. Una corriente de pensamiento se jacta de aquellos que piensa que la actuación de Williams no importó - y a su vez sugieren que está situada entre las más importantes en la historia del club. Directivos del equipos habían invitado a los aficionados para congratular a Williams y a sus compañeros a lo largo de la pista de aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Los Angeles aquella noche, dos días antes de una votación pública amargamente disputada sobre el plan de los Dodgers para construir un nuevo y majestuoso estadio.

"Estaba muy reñida, y así lo mostraron los resultados. La gente de Los Angeles necesitaba alguna clase de buen sabor de boca en el último partido antes de que el referéndum se llevara a cabo," dijo Jerald Podair, historiador urbano americano.

"(Williams) podría haber sido muy fácilmente, por supuesto, en el Wrigley Field - un parque de dimensiones pequeñas - rebasado en la tercera entrada de una derrota de los Dodgers. Pero ese día estaba enchufado. Ganó, y la historia dio a la inversa."

La matrícula de honor de Williams sobre los Cubs durante aquellas nueve entradas está guardada en el libro de Podair "City of Dreams: Dodger Stadium and the Birth of Modern Los Angeles." Se trata de un registro exhaustivo de la cruzada de Walter O'Malley, dueño del equipo, para construir un parque sobre terreno público en Chavez Ravine, un barrio de L.A. con profundas raíces mexicano-americanas - y del feroz debate que paralizó a continuación la ciudad de adopción de la franquicia.

La victoria por la mínima de O'Malley en el referéndum de junio de 1958 fue un paso crucial hacia la consumación de su deseo. El Dodger Stadium abrió sus puertas cuatro años más tarde en Chavez Ravine, unas pocos kilómetros al norte del latente centro de la ciudad. 

Focus On Sports / Getty Images

Los Dodgers de esta temporada no son ocupantes del vagón de cola. Mientras el calendario de la MLB se reanuda tras el parón por el All-Star, lideran con mano firme la liga teniendo una esperanza real de poder ganar su primer título de las World Series desde 1998.

Estamos en el momento oportuno para reflexionar sobre la génesis del emblemático edificio en el que juegan sus partidos los Dodgers como locales - un estadio que, como dice Podair, transformó L.A. como no lo ha hecho ningún otro establecimiento.

La oposición al Dodger Stadium en los últimos años de los 50 trascendían el color de piel, la clase social y las opiniones políticas, escribe Podair. Describe el conflicto como "la revuelta de los marginados - geográfica, social y económicamente - contra los centros de poder establecidos." Los propietarios, latinos, no querían ser desplazados de Chavez Ravine. Los angelinos blancos de clase media, que residían a lo largo de los límites de la ciudad, no querían que sus impuestos se invirtieran en el centro de la ciudad. Los concejales de la ciudad, tanto liberales como conservadores, mantenían que el estadio de O'Malley, una entidad privada, no debería recibir ninguna ayuda de carácter público.

Mientras tanto, los defensores del plan afirmaban que el Dodger Stadium crearía puestos de trabajo y dotaría a la ciudad de ingentes sumas de dinero en forma de impuestos sobre la propiedad. También creían que traspasar terreno de propiedad municipal a O'Malley para que así pudiera construir su estadio en Chavez Ravine revitalizaría el centro de L.A., en su momento ocupado por decenas de edificios de oficinas pero falto de lugares de ocio atractivos.

Walter O'Malley. University of Southern California / Getty Images

Finalmente, la estrategia de O'Malley sobrevivió al referéndum y a una serie de obstáculos judiciales, así como a una ola de descontento popular como respuesta a la polémica decisión que había tomado la ciudad. En mayo de 1959, oficiales del sheriff desalojaron de manera forzosa a una familia latina de Chavez Ravine. La casa de la familia fue entonces derruida. John Holland, destacado concejal republicano que se opuso al estadio, dijo en ese momento que la escena fue sádica e innecesariamente cruel.

Desde el Opening Day en 1962, cuando el club de O'Malley debutó en su nuevo parque delante de 52,564 aficionados, el Dodger Stadium dio forma a la metamorfosis de L.A. hacia una ciudad más moderna y cosmopolita. Dando razón a las convicciones de los aliados del dueño, un downtown más cultural y ajetreado - repleto de edificios de apartamentos de gran altura, museos de arte y complejos deportivos y de ocio adicionales - comenzó pronto a brotar.

El pueblo latino de L.A. aún se muestra dolido por la marcha forzada de las familias de Chavez Ravine, redacta Podair. Sin embargo, también cree que esa comunidad representa la parte más leal de la afición de los Dodgers, probando su creencia de que el Dodger Stadium siempre ha servido como una fuerza unitaria - aunando gente de diferentes razas, clases, géneros y opiniones desde la década de los 60.

"Los angelinos discrepaban en muchas cosas... menos en una: amaban a los Dodgers por encima de todo, y, por consiguiente, también amaban al Dodger Stadium."

MediaNews Group / Pasadena Star-News / Getty Images

Más allá del récord como locales de los Dodgers del 2019, el mejor de la MLB - llevan un resplandeciente 37-12 dentro de su estadio hasta ahora esta temporada - la historia del origen del Dodger Stadium sigue siendo relevante en las conversaciones sobre los deportes y el mundo americano hoy día.

La afinidad que los aficionados de L.A. desarrollaron rápidamente por los Dodgers de O'Malley y su famosa morada - que, después del Fenway Park y del Wrigley Field, es ahora el tercer estadio más antiguo de la MLB - dio la razón a otra de las ideas que expone Podair: las ciudades deberían hacer lo posible por atraer y retener equipos deportivos profesionales de las cuatro grandes ligas, asegurando que la mayor parte del coste sea sufragada por dinero privado.

Alex Trautwig / Major League Baseball / Getty Images

En Brooklyn, donde el poderoso corredor de bolsa Robert Moses se negó a ayudar a O'Malley en la construcción de un parque que reemplazara al pequeño Ebbets Field durante la mitad de la década de los 50, los ya ancianos ex aficionados de los Dodgers siguen arrepintiéndose de lo que se perdió cuando la franquicia se trasladó al oeste.

"A mi me parece que una franquicia de las grandes ligas, y especialmente una ganadora," dice Podair, hace algo por una ciudad que no puedes cuantificar."

No hace falta mirar más allá de Stan Williams y sus compañeros que formaban aquellos Dodgers. En 1959, un año después de que Williams blanqueara a los Cubs y tres temporadas antes de que se abriera el Dodger Stadium, el equipo sorprendió al mundo del béisbol ganando 86 partidos y empatando a los Milwaukee Braves en la primera plaza de la NL.

Los Dodgers rompieron ese empate barriendo a Milwaukee en una serie al mejor de tres partidos para llevarse el banderín de la NL. La victoria detuvo el tráfico en las autopistas de L.A. sin saber lo que esperaba a la vuelta de la esquina: una victoria en seis partidos sobre los Chicago White Sox en las World Series, cimentando una conexión emocional de los Dodgers con su nueva ciudad que, a día de hoy, sigue estando presente.

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