La dolorosa reconstrucción de los Nets está dando finalmente sus frutos

Para los seguidores corrientes de la NBA, los Brooklyn Nets son como otro equipo en medio del camino; un conjunto atrapado en el purgatorio entre la disputa significativa del playoff y la promesa de salvar la lotería del draft. No tienen estrellas infalibles pero sí algunas piezas jóvenes de calidad, algo de espacio salarial estimado, y todas sus selecciones de primera ronda propias en el armario.

No es un sitio particularmente bueno o malo en el que pueda estar un equipo. Unas pocas cosas cambian en una dirección, y pueden convertirse en un contendiente perenne en los playoffs. Un par de cosas cambian en la otra dirección, y pueden acabar en la noria de la mediocridad.

Pero el mero hecho de que los Nets existan en este grupo del montón es un pequeño milagro. Finalmente libres de los largos tentáculos del traspaso de 2013 que envió el valor de media década de capital del draft a Boston por las cáscaras de Paul Pierce y Kevin Garnett, los Nets pueden proceder por sus propios términos. Cuando consideras el infierno del cual han emergido, el purgatorio empieza a parecer más amable.

Llegar aquí fue un proceso, el cual fue en muchos sentidos tan arduo como el de Philadelphia. Las derrotas de Brooklyn nunca fueron tan incesantes o descaradamente transparentes como las de Philly, pero mientras los 76ers tenían en la selección del draft su filón para esperar como justificación por su sufrimiento, los Nets no tuvieron nada que les recordara para qué eran todas esas derrotas. Durante la mayor parte, tan sólo tuvieron que soportarlas, y esperar. No hemos visto la culminación de su proceso, pero estamos viendo los frutos de su labor y su paciencia.

Haciendo limonada


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Parecía que los Nets se dirigían de nuevo hacia otra temporada perdida después de que el rompedor ala Caris LeVert se dislocara su tobillo en noviembre. El equipo se dejó 11 de sus siguientes 13 partidos - con muchas de aquellas derrotas llegando de manera agonizante - para caer a 8-18. El único lado bueno de Brooklyn fue que tendría finalmente su propia selección de lotería como recompensa.

Pero entonces, más bien de repente, los Nets hicieron pie. Su calendario se suavizó, su suerte en partidos apretados cambió, y su rotación comenzó a converger alrededor de sus dos bases líderes, D'Angelo Russell y Spencer Dinwiddie. Inmediatamente, continuaron una racha de ocho partidos perdidos con siete victorias consecutivas, las cuales incluyeron derribos de los Toronto Raptors, 76ers, y Los Angeles Lakers. Ahora, han ganado 12 de sus últimos 15 - empatados por el mejor récord de la liga, con el cuarto mejor ataque de durante ese periodo - para despegar a la séptima posición en la Conferencia Este.

El salto de Brooklyn a la respetabilidad puede haber llegado esta temporada, pero el trabajo de campo fue llevado a cabo hace más de dos años. Desde que la franquicia fuera dada la vuelta por el mánager general Sean Marks y el entrenador jefe Kenny Atkinson, los Nets han estado operando como un club NBA a la vanguardia. Están comprometidos con la orientación hacia el desarrollo y físico - excluyendo su persecución de Allen Crabbe - y concentrados en instalar su estilo de juego con principios organizativos fuertes y bien fundados analíticamente.

Su astucia administrativa y ojo para el talento infravalorado - bien a través de poco atractivas selecciones del draft en la parte final de la primera ronda, o jugadores que hayan sido descartados por otras organizaciones - han propulsado a los Nets por delante de un puñado de otros equipos en reconstrucción que tuvieron la suerte suficiente de no haber arrastrado cuatro selecciones de primera ronda. Tuvieron que exprimir cada pizca de zumo del limón que Billy King les había dejado, mientras resistían la urgencia de intentar y cortocircuitar el proceso.

Consideremos cómo los huesos de su plantilla fueron construidos:


  • Traspasaron a Mason Plumlee por la 23a selección en 2015 que se convirtió en Rondae Hollis-Jefferson;
  • Hicieron un trato con Thaddeus Young por la 20a selección en 2016 que se convirtió en LeVert;
  • Cambiaron a Bojan Bogdanovic por la 22a selección en 2017 y escogieron a Jarrett Allen; 
  • Vendieron a Brook Lopez y la 27a selección en 2017 para adquirir a Russell, un base tirador de 21 años que había sido escogido en segunda posición dos años antes;
  • Asumieron el contrato de Demarre Carroll y robaron una de primera ronda en 2018 (Dznan Musa... atentos) una de segunda ronda (el intrigante y ya contribuyente Rodions Kurucs) para sus problemas;
  • Cogieron otra de primera (la selección de 2019 de los Nuggets) por asumir el último año del trato de Kenneth Faried; 
  • Quizá el más profético de todos, recogieron a Dinwiddie y Joe Harris de la maldita pila de los deshechos.
Esta es una racha de clarividencia y fortuna que incluso las directivas más prestigiosas de la liga tendrían difícil de replicar.

La dieta Atkinson


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Los Nets han jugado de manera dura e inteligente desde que Atkinson se subiera al barco. Les ha entrenado para buscar los tiros más eficientes del partido, mientras eliminan esos mismo tiros de sus oponentes. Comparten el apoyo, ejecutan sus jugadas con gusto y precisión, presionan a sus oponentes, y cortan y realizan pantallas constantemente lejos de la pelota. No han estado por debajo del octavo puesto en la liga en pases realizados por partido las últimas tres temporadas, y son cuartos este año. La pelota no se les pega. La decisiones son realizadas instantáneamente. Confían el uno en el otro y confían en su sistema.

En el primer año de Atkinson, los Nets fueron un equipo de 21 victorias con una variedad de tiro ofensiva y defensiva que les colocó en la compañía de los clubs más innovadores de la liga. Fueron quintos en ratio de intentos de triples, quintos en ratio de intentos en el aro, séptimos en ratio de tiros libres, y vigésimo novenos en ratio de intentos desde la media distancia. Avance dos temporadas y su dieta de disparos es virtualmente idéntica (aunque un cambio en las tendencias de la liga significa que sus posiciones por intentos en el aro y en la media distancia han retrocedido mínimamente):


(Cortesía: Cleaning the Glass)

La diferencia es que ahora tienen el personal capacitado para aprovechar las ventajas de las ocasiones eficientes que crean. Tras ser vigésimo sextos y vigésimo cuartos en porcentaje de triples los pasados dos años, respectivamente, han subido a séptimos esta temporada.

Son finalmente un equipo que rebotea en la media, tras situarse en las quintas últimas posiciones las últimas dos temporadas, y están atacando el cristal en ataque de manera más agresiva sin dañar su defensa en transición - la cual se ha colocado en un puesto no menor al sexto en la era Atkinson, por Cleaning the Glass.

También, para un segundo año consecutivo, son el mejor equipo en la NBA en sacar a sus oponentes de la línea del triple, y un equipo entre los dos mejores en persuadir intentos desde la media distancia.


(Cortesía: Cleaning the Glass)

Los Nets han establecido buenos hábitos y han construido una identidad coherente, lo cual es algo que muchos equipos - incluidos algunos con más talento de lejos que Brooklyn - no pueden decir. Los resultados han tardado en ponerse al día con el proceso, pero ese espacio se está evaporando ante nuestros propios ojos.

Los que mueven los hilos

Para un tan buen trabajo que han hecho la directiva y el equipo técnico, nada de esto importaría si los jugadores de los Nets no hubieran tomado significantes medidas en la cancha. Eso empieza con Dinwiddie y Russell, quienes han anotado de manera sorprendente similares números llevando al equipo durante este tórrido periodo de 15 partidos.


Player
MPG PPG APG TS%

Dinwiddie
29.2 19.7 6 61.1

Russell
30.6 19.1 7.6 54.5

Dinwiddie finalizó tercero en las votaciones del Jugador Más Mejorado la temporada pasada, y, de alguna manera, ha realizado un salto de lejos más significativo este año. Está lanzando mejor desde cada lugar de la pista, llevando su marca de disparo real desde el 52.7 al 60 por ciento. Siempre ha sido capaz de meterse entre los dientes de la defensa, pero nunca ha sido particularmente un buen finalizador hasta ahora. Por encima de apilar tiros libres, está disparando con un 67 por ciento de acierto en el aro esta temporada, subiendo desde el 57 por ciento el año pasado, llevándole desde el trigésimo segundo al nonagésimo cuarto percentil para su posición.

Se ha hecho más versátil y más preciso usando la ventana alta, mejor usando su envergadura y entendiendo para mantener la pelota lejos del alcance de los defensores, y mejor usando su cuerpo y tren inferior para crear separación en medio del aire:








La extensión para 3 años y $34 millones de Dinwiddie parece ya, de alguna manera, una ganga menos de un mes después de ser firmada.

Russell no está anotando de manera tan eficiente como Dinwiddie, pero es de lejos el mejor jugador de los Nets en crear sus propios disparos y se encuentra en un ritmo verdaderamente bueno como un operador del pick-and-roll. La mayor diferencia para él últimamente, aparte de un buen periodo en el tiro de tres, es que tiene un tacto mucho mejor para cuando ser un facilitador. Puede ponerse todavía en modo regate, pero incluso defensas estructuradas necesitan comodines que puedan sondear y mantener dudando a las defensas.

Russell tiene una genial visión y es un pasador nato, así que ha estado bien verle aceptar su papel como un general de la pista ahora que está firmemente atrincherado como el base de Brooklyn:








Los Nets tendrán una decisión verdaderamente interesante para tomar cuando Russell se convierte en un agente libre sin restricción este verano, y esa decisión puede estar determinada últimamente en función de si piensan que él y Dinwiddie puedan jugar juntos. Tras un inicio de temporada miserable, estos últimos 15 partidos han sido alentadores al respecto, ya que los Nets tienen un 8.5 de net rating con un estupendo ratio de asistencias del 64.2 por ciento cuando los dos comparten la pista durante ese periodo. También será fascinante ver cómo reintegran a LeVert a esta mezcla en caso de que y cuando vuelva esta temporada, dado cómo de cómodo empezaba a parecer jugando con el balón.

Harris, mientras tanto, puede que sea el mayor conductor del pico de eficiencia de Brooklyn. Ha permutado en la versión de los Nets de JJ Redick; está disparando con un 49.2 por ciento de acierto, liderando la liga, en 5.1 intentos de triple por partido, y puede que sea el motor más incesante sin la pelota en la liga. Pero se ha convertido en algo más que tan sólo un especialista del catch-and-shoot. Es un cabezudo pasador y un controlador del balón cada vez más capaz, lo que abre una gran variedad de opciones cuando las defensas entran para eliminar sus triples cuando vuela saliendo de las pantallas. Es huidizo, y con su rapidez, un pequeño amago con el balón es todo lo que se necesita para dejar abierto un camino hacia el aro:





Las cosas han sido más lentas para converger defensivamente para los Nets, a pesar de su éxito incitando equipos a disparos ineficientes. Son un poco blandos en el punto del ataque, no fuerzan muchas pérdidas, y generalmente sufren de una falta de talento de alta calidad. Pero siguen pegados firmemente a sus principios en el extremo de la pista, y han sido tratados injustamente por algunos disparos insólitamente calientes desde la media distancia por parte de sus oponentes (aunque dejar caer a sus grandes muy atrás tiene algo que ver con esto).

Mejorarán a tiempo, y ya tienen dos pilares de una base defensiva potencialmente fuerte. Hollis-Jefferson está entre los aleros defensores más robustos en la liga, con la envergadura y la rapidez para quedarse delante de bases y la fuerza para defender su terreno contra ala-pívots más poderosos. En Allen, los Nets tienen un auténtico elemento disuasivo en el aro, un ágil veinteañero que ya se ha convertido en uno de los más intrépidos taponadores en la liga. Los Nets han subido a la undécima posición en eficiencia ofensiva; si su defensa puede ponerse a la misma altura, se convertirán en un oponente de playoff seriamente irritante.

Algo de la nada

Como sea que el resto de la temporada de los Nets resulte, haber llegado tan lejos para ellos, así de rápido, es uno de los triunfos más infravalorados de la NBA. Este equipo no tenía nada con que construir, sin mapa, y sin medios para escapar del agujero que se cavaron ellos mismos. Pero aquí están. No han tomado atajos; han mostrado su trabajo, y está dando resultados.

LeVert estaba jugando como un casi All-Star antes de lesionarse, Dinwiddie ha estado jugando como uno desde entonces, y los Nets pueden ahora soñar con añadir otra pieza significativa o dos en la offseason de 2019, cuando sean dueños de su propia selección del draft de primera ronda por primera vez desde la Era de Bronce. (Es un poco una cruel ironía que se hayan convertido en competentes en el mismo momento que les corresponde el tanking.) Tienen planes para firmar un agente libre con cartel, y tienen el espacio salarial - y, finalmente, la equidad organizativa - para soñar en grande.

Los Nets tienen razones para el optimismo, lo cual sería imposible de imaginar hace dos años. Todavía hay un largo camino por recorrer, pero todo el mundo involucrado merece muchísimo crédito por el progreso que ya se ha realizado.

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